Como algunos de sus compañeros en este viaje, Antonio Millán recuerda que las reuniones del CERMI comenzaron unos diez años antes de que se creara formalmente. En aquellos días, lo difícil era ponerse de acuerdo, de hecho, “era un trabajo muy complicado”, aunque contaban con una serie de personas valiosas que lideraron ese proceso, como Rafael de Lorenzo, Luis Cayo, o Mario García. Millán se considera afortunado por participar en esta historia, y recuerda su labor en el impulso de la red de CERMIS Autonómicos como uno de los trabajos más enriquecedores y con los que más ha disfrutado en su responsabilidad en el CERMI.
El movimiento de la discapacidad está formado por organizaciones tan diferentes y tan parecidas… ¿Cómo observaba la tarea de unir todas esas voces en una, en el CERMI, en aquellos años iniciales?
Me parecía muy difícil, porque el movimiento de la discapacidad no destaca por ser un movimiento homogéneo y esa será una de las asignaturas pendientes siempre, integrarse y unirse, tener una misma voz, por más esfuerzo que se le dedique siempre será poco, porque hay mucha necesidad de eso.
¿Cuál sería el secreto del éxito del CERMI en su tarea estos 25 años?
Ha sido muy importante la dedicación y el mantenimiento del rumbo y sobre todo tener una persona al frente durante un periodo largo, que ha favorecido una estabilidad, un desarrollo y un crecimiento fantástico. Luis Cayo le ha dado una gran estabilidad y capacidad al CERMI, tanto a nivel político como técnico, donde todas las entidades nos hemos puesto a su lado para trabajar y apoyar. Todo eso ha contribuido a que hoy día el CERMI esté en el nivel que está.
¿Y cuál es ese nivel?, ¿qué sería lo más importante que ha logrado el CERMI?
Lo más importante es que somos una referencia, no hay partido político, comunidad autónoma ni administración pública o privada, de un nivel importante, que no cuente con el CERMI, que sea la interlocución permanente y constante. El trabajo que se hace hoy de desarrollo legislativo, interviniendo en prácticamente todo lo que se decide, tenía un valor incalculable en aquellos momentos, aunque ahora se ve como algo normal. En los años 90, conseguir meter alguna referencia a la discapacidad en algunos desarrollos normativos era una tarea imposible casi, y hoy día eso es lo habitual y tiene un valor tremendo.
Las personas con discapacidad, ¿qué han logrado gracias a esa acción del CERMI?
Que se contemplen cada vez más las necesidades y problemáticas que tenemos. Recuerdo cuando empecé en el movimiento de la discapacidad, una de las cosas que más me impactó era cuando alguna entidad decidía que su prioridad era la creación de empleo para personas con discapacidad, y cómo lo explicaba a la sociedad, a las empresas, a la clase política, que no se reían de nosotros pero se preguntaban qué íbamos a hacer, como si fuese algo imposible, era algo que entonces no se contemplaba; hoy día es lo habitual, lo normal.
El hecho de que cualquier administración o ente público o privado, de cierto nivel, no contemple la posibilidad de desarrollar algún tipo de actividad sin la presencia o participación, sin oír al CERMI, es uno de los valores fantásticos que se han conseguido.
Es muy importante también esa mirada que comenta, antes se sorprendían de que las personas con discapacidad reclamasen un empleo, y ahora eso está a la orden del día.
Efectivamente, está absolutamente normalizado y eso era imposible antes, los que estábamos en aquella época lo vivíamos como si pasáramos la travesía del desierto, porque las personas no entendían lo que estábamos diciendo.
¿Cómo recuerda su tarea en el CERMI, sobre todo esa construcción de la red de CERMIS Autonómicos?
Fue una de las tareas a las que dediqué bastante tiempo y me supuso el conocer a muchísimas personas, muchas entidades del sector, y a pesar de la dificultad, porque a veces eran meses y meses, visitas y avances, de retrocesos, para mí fue uno de los trabajos más enriquecedores que hice en el CERMI y que más disfruté. Esa es la labor que mejor recuerdo, tratar de que los CERMIS Autonómicos se crearan o se consolidaran, y eso ya es una realidad y cada CERMI tiene una representación reconocida por todo el mundo y hace unos trabajos estupendos.
¿Cuáles son esos trabajos de los CERMIS Autonómicos?
Lo importante es lo mismo que ocurre a nivel nacional, la capacidad de representación, de interlocución, de promover medidas y un desarrollo en el mundo de la discapacidad, además han conseguido buscar el equilibrio entre esa tarea y la no interferencia en el campo de las federaciones o confederaciones. Eso tiene gran valor.
¿Por qué era tan necesaria la creación de esa red autonómica?
Era la única manera de tener una interlocución, una voz mayoritaria, era la única forma, antes había muchas voces y con la mejor voluntad del mundo cada una iba por su lado y eso hacía difícil a veces ciertos desarrollos, y con la clase política los avances eran más lentos. Al tener una voz única, que nos representa y que está participada por todo el mundo y tiene su mecanismo de elaboración de propuestas y de planteamientos, ahora se va a mucho mejor ritmo.
El CERMI está consolidado, pero quedan muchas luchas pendientes, ¿cuál cree que es más necesaria ahora?
El movimiento de la discapacidad tiene que ir a un mayor nivel de apertura, sobre todo de cooperación, tenemos que tratar de establecer mecanismo de cooperación entre diferentes colectivos del sector de la discapacidad, tenemos que abrirnos a nuevas formas, nuevos campos… Estos dos años tan duros y difíciles que hemos pasado y que van a significar la pérdida de algunas organizaciones, demuestran que tenemos que abrirnos a nuevas formas, a nuevas líneas, a todo lo que es digitalización, avanzar más en temas de formación y empleo, y tratar de impulsar actividades que nos den desarrollo de futuro, un futuro cada vez más potente. Pero el futuro para por la cooperación, es para mí lo fundamental, entre nosotros mismos, pero también con las diferentes administraciones, y sobre todo con el sector privado.
El movimiento se enriqueció también hace unos años con el nacimiento de la Fundación CERMI Mujeres (FCM), ¿cómo valora esta decisión?
Es fundamental y otro de los grandes aciertos, la creación de la FCM, que tiene por delante un trabajo extraordinario y lo está haciendo muy bien. Solo hay que darle más tiempo para que se vaya asentando y desarrollándose cada vez más, es una necesidad fundamental, hay que prestar más atención a la mujer con discapacidad y mejorar una serie de problemas actuales y la FCM trabaja estupendamente.