La incontinencia fecal, es la incapacidad de controlar las deposiciones, produciendo filtraciones de las heces a la ropa interior. Esta patología, se puede presentar en personas de cualquier edad, sin embargo, las mujeres y los adultos mayores son los más afectados por la pérdida de fuerza en el esfínter rectal.
De hecho, se debe tener presente que en el control de las evacuaciones intestinales influyen ciertos factores como la presión del esfínter anal, la sensación rectal y la capacidad de almacenamiento. Lo que hace, que, si alguno de estos elementos falla, sea difícil evitar que las heces salgan en el momento menos oportuno.1
La incontinencia fecal tiene múltiples causas
- En realidad, la incontinencia fecal, se produce principalmente por daños en los músculos o nervios del ano o el recto. Pero, esto sucede por el esfuerzo al que se ve enfrentado los intestinos y el sistema digestivo, ante el estreñimiento o las heces poco hidratadas. Además, el trabajo de parto, también requiere de un esfuerzo adicional en esta zona, convirtiéndose en una posible causa.1
- Así mismo, los daños provocados en la medula ósea; a causa de accidentes, infecciones o tumores; o las lesiones cerebrovasculares; producidas por enfermedades circulatorias; pueden dar origen a la incontinencia fecal. Especialmente, porque como consecuencia directa, puede verse afectada la preservación sensitiva de esta zona o la función motora del recto y el ano.2
- De esta misma manera, el debilitamiento del piso pélvico en las mujeres a causa del parto, postparto o menopausia, puede llegar a afectar la firmeza del musculo del esfínter rectal. Mas aun, cuando va acompañado de periodos de estreñimiento; catalogado como micro partos; que debilitan paulatinamente la firmeza de las estructuras de estos órganos.2
- Igualmente, el prolapso rectal, el rectocele y la colitis ulcerosa, también se han considerado entre las posibles causas de la incontinencia fecal. Sobre todo, porque producen debilitamiento en la franja anal, vaginal e intestinal. A la vez, que generan una inflamación constante de las paredes y células que constituyen esta parte del cuerpo.
¿Qué se puede hacer?
Es claro, que la consulta médica debe ser la primera opción para el paciente con este trastorno. Sobre todo, porque el profesional de la salud emplea ayudas diagnosticas que evalúan la fuerza del esfínter y la existencia de anomalías estructurales. Además, se estudia la tensión, la sensibilidad y el funcionamiento del ano y el recto,
De tal forma, que, con los resultados, se pueda establecer un tratamiento adecuado ajustado al cuadro clínico individualizado. Donde, posiblemente se utilicen medicamentos antidiarreicos para contener las heces o laxantes si el problema se asocia al estreñimiento. Asimismo, se recomienda fortalecer los músculos pélvicos y colorrectales, con gimnasia hipopresiva o aplicando los ejercicios de Kegel.3
También, se usa la estimulación del nervio sacro; con un dispositivo de corrientes eléctricas; para regular la sensación rectal y mejorar la presión del esfínter anal. De manera similar, la terapia de radiofrecuencia; mínimamente invasiva; puede ayudar a mejorar el tono muscular. Pero, en casos crónicos de incontinencia fecal, se hace necesaria acudir a procedimientos quirúrgicos, buscando una corrección definitiva.3