La primera vez que el aragonés Miguel Nonay vivió una seria odisea turística a causa de su silla de ruedas fue en Argentina. Él y su pareja, Eva Gutiérrez, contrataron el viaje, de varios miles de euros, con una agencia en la que especificaron claramente la condición de Miguel. “Nos pasó de todo”, rememora hoy con estupefacción Nonay desde la terraza de su apartamento de verano en Almenara (Castellón). “En el primer vuelo me rompieron la silla. La tuvimos que arreglar con pegamento y cinta americana. En el segundo vuelo directamente no la tenían. ‘La sillita no está’, me dijeron. Y en otro vuelo casi me hacen devolverla. ¡Decían que no era mía!”.
Las de Almenara son sus primeras vacaciones oficiales desde que llegó la pandemia. Nonay, de 60 años, es una especie de Willy Fog del siglo XXI, un trotamundos en silla de ruedas motorizada. Desde hace una década recorre el mundo documentando en sus blogs –A salto de mata y Viajeros sin límite, su secuela- los problemas a los que se enfrenta una persona con discapacidad. La suya, evaluada en un 70% y causada por las secuelas que le dejó la polio, no le ha impedido plantarse en el glaciar Perito Moreno o en las selvas de Costa Rica. El aragonés, que tiempo atrás fue DJ aficionado, hace handbike, bucea, se tira en paracaídas, ha editado y grabado cientos de vídeos, es un amante de la gastronomía y comparte por cualquier canal digital sus aventuras. Premiado por el Heraldo de Aragón y acreedor del galardón Golden Pen de Croacia por su difusión del patrimonio de esta nación, su labor como prescriptor es una guía para personas con discapacidad que quiera abordar un viaje.
Viajes en primera persona
“El camino que tenemos hasta llegar al mar está muy bien preparado. Tiene rebaje de bordillo y un punto accesible para bañarnos cuando está el servicio de Cruz Roja. Ahora vamos a llegar a un paseo inclusivo por el que tiene que ir todo el mundo, no solo la gente con discapacidad”, describe Nonay mientras se mueve de su apartamento de verano a la playa. Es una muestra en vivo de su rol de prescriptor, un trabajo que inició un poco como hobby y un poco como servicio social a raíz del surrealista viaje a Argentina. “Decidí entonces que nuestros viajes no nos los planificaba nadie. Para que se equivoquen otros lo hacemos nosotros. Y pensé: ‘Ahora podría contar yo las experiencias que tengo para que otras personas lo vean y pierdan el miedo’. Dar información. Hablar de lo que conozco y contarlo tal y como lo vivo”, prosigue.
El objetivo es que cualquier persona con discapacidad –más de cuatro millones en España, según datos de la Plataforma Representativa Estatal de Personas con Discapacidad Física (Predif)– tenga la libertad de ir donde le plazca sin tener que pedir ayuda o reclamar elementos adaptados, como a él mismo le ha sucedido en innumerables ocasiones. “Intento ponerme en la piel de alguien que esté peor que yo, o menos acostumbrado, o que le dé más miedo, partiendo de la base de que yo no puedo certificar”, matiza Nonay. Un paseo por su videoteca, con más de 500 publicaciones, da impresión de la variedad de sus blogs: recorridos urbanos en los que detalla las facilidades que ofrece un hotel; grabaciones en primera persona de deportes de riesgo; testimonios costumbristas de la vida de una ciudad… ¡incluso revisiones de accesorios de sillas de ruedas! “Soy crítico porque, si no, nada cambia. Pero demuestro en primera persona que todo se puede hacer”, abunda.
Información, la mejor herramienta
Nonay y su pareja tienen mil anécdotas sobre los obstáculos encontrados. No los han hallado precisamente en los glaciares remotos o en las rutas pedregosas que han recorrido. Se han topado con ellos en hoteles y restaurantes de urbes del primer mundo. Como aquel día en el que les dieron una habitación magníficamente adaptada pero inaccesible por el escalón inicial. O esa otra habitación con una silla adecuada para la ducha y un inalcanzable grifo a dos metros. O la cama de agua donde tuvieron que dormir en Croacia.
La experiencia les ha enseñado a viajar con la máxima información y previsión posible. A Castellón han venido con varios aparatos en el coche. Están contentos porque el alojamiento fue claro respecto al equipamiento del que dispone. “Tener conocimiento es la mejor herramienta para no llevarte sorpresas”, tercia Nonay. Antes del parón por la pandemia, sus blogs recibían cientos de correos electrónicos y registraban miles de visitas. Los usuarios le preguntaban por vacaciones, alojamientos o rutas accesibles. “La mayoría de dudas surgen en torno a los hoteles. Muchas veces reservamos y al final no tienen lo que pensabas”, explica el aragonés, al que le dio por publicar en los comentarios de Tripadvisor las características de cada paraje que visitaba. ¿Eso cómo se solventa? “Con información, pero información ágil. Llamar por teléfono no es ágil. Y hay que salvar la barrera del idioma”, denuncia.