Las lesiones medulares no tienen ningún tratamiento eficaz; la rehabilitación física puede ayudar a los pacientes a recuperar algo de movilidad, pero en los casos graves los resultados son extremadamente limitados por la incapacidad de las neuronas espinales de regenerarse de forma natural tras la lesión.
Sin embargo, en un estudio «PLOS Biology», investigadores dirigidos por Simone Di Giovanni, del Imperial College de Londres (Reino Unido), demuestran que los tratamientos semanales con un activador epigenético pueden ayudar a la regeneración de las neuronas sensoriales y motoras de la médula espinal cuando se administran a ratones 12 semanas después de una lesión grave., informa «ABC».
Tal y como explican en su trabajo, una molécula llamada TTK21 activa la programación genética e induce a la regeneración de los axones en las neuronas. La TTK21 cambia el estado epigenético de los genes activando una familia de proteínas coactivadoras.
Los investigadores probaron el tratamiento con TTK21 en un modelo de ratón de lesión medular grave. Los animales vivían en un entorno enriquecido que les daba la oportunidad de ser físicamente activos, como se fomenta en los pacientes humanos.
El tratamiento comenzó 12 semanas después de la lesión medular grave y duró 10 semanas. Los investigadores descubrieron varias mejoras tras el tratamiento con TTK21 en comparación con el tratamiento de control. El efecto más notable fue un mayor brote de axones en la médula espinal.
También descubrieron que la retracción de los axones motores por encima del punto de la lesión se detuvo, y que el crecimiento de los axones sensoriales aumentó.
Estos cambios se debieron probablemente al aumento observado en la expresión de genes relacionados con la regeneración. El siguiente paso será potenciar aún más estos efectos y provocar que los axones en regeneración vuelvan a conectarse con el resto del sistema nervioso para que los animales recuperen su capacidad de movimiento con facilidad.
Di Giovanni cree que «este trabajo demuestra que un fármaco que se administra por vía sistémica una vez a la semana tras una lesión medular crónica (LME) en animales puede promover el recrecimiento neuronal y un aumento de las sinapsis necesarias para la transmisión neuronal. Esto es importante porque la lesión crónica de la médula espinal no tiene cura en la que el crecimiento y la reparación neuronal fallan. Ahora estamos explorando la combinación de este fármaco con estrategias que tienden un puente sobre la médula espinal, como los biomateriales, como posibles vías para mejorar la discapacidad de los pacientes con esta lesión».